Práctica 13. La Educación en 2030. ChatGPT.

 

La Educación en 2030. ChatGPT.

Aunque la práctica versa sobre la educación en el 2030, la considero una fecha demasiado cercana para imaginar posibles cambios. He decidido posponerla a 2050. Utilizando ChatGPT he obtenido el siguiente relato.

Le he pedido a la aplicación que generase un relato sobre una joven de 15 años que estudia secundaria en el año 2050.

Para amenizar el relato añado algunas imágenes de IA creadas con la aplicación Canva.


Relato generado por ChatGpt

En el año 2050, el mundo había cambiado de maneras que pocos podrían haber imaginado décadas atrás. Tecnología avanzada, inteligencia artificial y nuevas formas de aprendizaje eran la norma. En este entorno vivía Sofía, una joven de 15 años que cursaba la secundaria en una ciudad futurista, vibrante y llena de posibilidades.







Sofía despertaba cada mañana en su hogar inteligente, un apartamento compacto pero eficiente, lleno de dispositivos interconectados. Su rutina comenzaba con un holograma de su asistente personal, que la ponía al día con las noticias, el clima y sus tareas del día. Mientras desayunaba, su refrigerador le sugería opciones saludables basadas en su historial nutricional y sus necesidades energéticas para el día.



A las 8 en punto, Sofía se conectaba a su aula virtual a través de su dispositivo portátil. La escuela física aún existía, pero la mayoría de sus clases eran una mezcla de entornos físicos y virtuales. Las paredes de su habitación podían transformarse en pantallas interactivas, mostrándole desde el sistema solar hasta la historia de las antiguas civilizaciones, todo en 3D. Hoy, su primera clase era historia, donde una inteligencia artificial recreaba una antigua Roma en realidad aumentada, permitiendo a Sofía y sus compañeros explorar las calles y aprender interactuando directamente con el entorno.



Después de la clase de historia, Sofía tenía una sesión de programación. La tecnología se había integrado tanto en la vida cotidiana que aprender a programar era tan esencial como lo había sido aprender a leer en siglos pasados. Utilizaban robots didácticos y entornos de codificación que les permitían experimentar y crear sin límites.

Durante el recreo, en lugar de un patio convencional, Sofía se dirigía al jardín vertical de la escuela, una maravilla de la ingeniería donde plantas y flores crecían en paredes y techos, creando un oasis en medio de la urbe. Allí, se reunía con sus amigos para charlar y relajarse.



En la tarde, Sofía asistía a su clase de ecología, que se impartía en un laboratorio vivo, un ecosistema cerrado donde aprendían sobre sostenibilidad y biología. La clase de hoy se centraba en el impacto de la humanidad en el planeta y las soluciones tecnológicas para revertir el daño ambiental. Los estudiantes trabajaban en proyectos reales, desarrollando pequeños sistemas de energía limpia y métodos de reciclaje innovadores.

Cuando las clases terminaban, Sofía no dejaba de aprender. Participaba en un club de robótica, donde trabajaban en proyectos para competencias internacionales. Ese día estaban afinando los detalles de un dron autónomo diseñado para entregar suministros médicos en áreas de difícil acceso.



Ya en casa, después de cenar, Sofía dedicaba un tiempo a su pasatiempo favorito: la música. Su instrumento era un teclado holográfico, que podía replicar los sonidos de cualquier instrumento clásico o moderno. Sofía componía y grababa sus propias melodías, compartiéndolas en redes sociales especializadas donde recibía comentarios y colaboraba con jóvenes músicos de todo el mundo.

Antes de dormir, su habitación se convertía en un planetario privado, proyectando estrellas y constelaciones en el techo, ayudándola a relajarse y soñar con el vasto universo que algún día, quizás, podría explorar. Con estos pensamientos, Sofía se dormía, emocionada por las aventuras y aprendizajes que el futuro le deparaba.





La vida de Sofía en 2050 era una mezcla armoniosa de tecnología y naturaleza, de aprendizaje continuo y creatividad sin límites. Era un reflejo del mundo que había adoptado el cambio y la innovación para construir un futuro más brillante y sostenible.

 

Conclusión:

El relato generado por ChatGPT ha generado un futuro utópico en el que la tecnología y la naturaleza conviven armoniosamente. Yo no di instrucciones a la aplicación sobre si el relato debía tener esa positividad que muestra, aunque tampoco le indiqué que fuese una distopía; solo pedí un relato de una joven de quince años que estudia secundaria en el año 2050. El relato es aceptable, a pesar de las pocas indicaciones que le di. 

En caso de haber realizado yo ese relato, probablemente sería una distopía o una realidad bastante menos alentadora de la que ha proporcionado la IA. 

Me ha divertido realizar esta práctica y comprobar la enorme capacidad del ChatGPT. Seguiré indagando y haciendo pruebas, eso sí, con instrucciones más precisas.

M. Blay.

 


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